No es tarea fácil la de los misioneros, anunciadores del Evangelio. Desde Pedro y Pablo y los primeros apóstoles, una multitud de hombres y mujeres generosos y entusiastas, han experimentado esta dificultad en el anuncio del proyecto de vida de Jesús de Nazaret. Y no penséis que cuando os hablo de evangelización, estoy pensando en los pueblos y tribus de América Latina o del continente africano. Hoy el grito de la Buena Nueva necesita bocas que lo proclamen en nuestro país, en nuestra Sevilla, en nuestras parroquias, en el oratorio y en la escuela, en la calle y en la familia.
Dejadme que os traiga a la memoria algunas palabras especialmente significativas para mí , credo y sentido de mi hacer cotidiano......
“Los salesianos creemos que Dios ama a los jóvenes.
Creemos que Jesús quiere compartir su vida con ellos que son la esperanza de un futuro nuevo.
Creemos que el Espíritu se hace presente en medio de ellos y que por su medio quiere edificar una comunidad humana y cristiana más auténtica.
Y además creemos que Dios nos está esperando en los jóvenes...”
Esta profesión de fe tomada del Capítulo General de los salesianos allá en los inicios de la década de los 90, nos recuerda a toda la Familia Salesiana , nuestra opción de hacer con los jóvenes un camino de fe, de compartir con ellos nuestro mejor tesoro , Jesús de Nazaret y quizás de ser nosotros los primeros evangelizados para después tener algo que ofrecer. Algunos estaréis pensando ¡ qué difícil tarea hacer hoy de los jóvenes verdaderos creyentes! Yo misma me pregunto algunas veces, ¿tienen los hombres hoy necesidad de Dios?
Bueno será volver a la vida de nuestro Padre y Fundador para redescubrir en ella ejemplo y camino, ilusión y norte.
Parafraseando al evangelista Lucas (“me ha enviado para anunciar a los pobres la Buena Nueva....”), podemos reconocer que esta también es la síntesis de la vida de D. Bosco: enviado para anunciar a los jóvenes la Buena Nueva. Ante la dureza y desesperanzada vida de los jóvenes de su época, yo descubro en la vida de Juan Bosco la actualización del papel del profeta del antiguo testamento, en el Turín del siglo XIX. Juan Bosco no habla de un Dios teórico, teológicamente correcto. Él presenta a sus jóvenes un Dios Padre que da respuesta a las preguntas de sus vidas, dando sentido a la dura existencia cuando parece que no lo tiene. Juan Bosco proclama el nombre de Dios, no solo para incrementar el número de católicos, sino para dar respuesta a los problemas de la vida de cada uno de aquellos jovenzuelos: pobreza, desempleo, abandono, falta de raíces.... y para que descubran la verdadera felicidad de los amados por Dios. Juan Bosco relanza la esperanza y dice la fe de una manera nueva y convincente, no solo con el catecismo sino con su vida y la promoción humana y espiritual de sus amados jóvenes. Él sabe decir la fe de manera nueva, encarnándola en cada vida concreta. Él es la Buena Noticia para sus jóvenes.
Durante la semana visita a sus “amigos” en el trabajo. Sigue llevando esperanza a los jóvenes de la cárcel, esperanza y regalos: “ Todos los sábados me iba a la cárcel con los bolsillos repletos de tabaco, o de fruta , o de panecillos, siempre con la finalidad de hacerles sentir una presencia amiga, y animarles, una vez que salieran de allí, a venir al oratorio...” (MO). Inventa estructuras que respondan a las necesidades de los jóvenes a medida que éstas se manifiestan: pensión, oratorio, escuela, hospicio, talleres, ...
Observa y quiere a los chicos concretos que Dios pone en su vida, con sus incoherencias, fragilidades y dificultades. En el camino de la vida estos chicos tienen la suerte de encontrar a “un amigo” a “un cura” que les comprende en sus exigencias naturales. Por eso dice a sus colaboradores: “se les deje amplia libertad de saltar, correr, hacer ruido…”
Nuestro Juan además, y por encima de todo, no pierde ninguna ocasión de “hacerse presente en la vida del otro”, a pesar del tiempo y de la distancia. Y a continuación la clave....SIEMPRE ANUNCIÁNDOSE COMO SIGNO DEL AMOR DE DIOS...
¿Pensáis que es muy difícil enamorarse de un dios Padre amoroso , de un Jesús Buen Pastor solícito hacia sus pequeños, con un creyente como Juan Bosco a su lado?
La capacidad de convencer pienso que no estuvo ni nunca ni estará en nuestra palabra proclamada a los cuatro vientos , sino en vivir cada día al Dios que proclamamos. D. Bosco fue un verdadero maestro cristiano no solo por lo que sabía o creía sino que fundamentalmente lo fue porque aprendió a ser el rostro de Dios para los jóvenes, su esperanza de salvación y su camino hacia la verdadera plenitud.
¿Te has sentido alguna vez amado o amada incondicionalmente por alguien? Si has tenido esa suerte, te habrás sentido seguro/a de su amor por su preocupación amorosa por ti, por la disculpa de tus errores y gozo por tus éxitos, por su confianza en tus proyectos.Si has tenido esta experiencia no te resultará difícil entender como D. Bosco tradujo con su vida al Dios que no te falla y que quiere construir contigo un Reino de justicia y de verdad.
Catequizar: enseñar a alguien las principales ideas y creencias de la religión católica sobre todo para recibir el bautismo o la comunión ¡Qué lejos estaba D. Bosco de esta definición tan simple y pobre de diccionario!
Y ahora la pregunta del siglo... ¿y qué hay hoy de ti y de mí respecto al tema que nos ocupa?
Lo primero que se me viene a la cabeza es decir que hay que estar muy enamorado y muy convencido del Evangelio de Jesús de Nazaret para poder vivirlo con pasión... ¿y cómo andamos de fe?¿Seguimos situando nuestra mirada en los ojos penetrantes del maestro, de nuestro Señor?
Paso segundo: ¿y qué tal andamos en la estrategia de llegar al corazón del otro? Es decir, ¿cómo andamos de capacidad de amor?,¿cómo son nuestras relaciones con los jóvenes, formales y funcionales o personales y amorosas? Si hay más de lo primero que de lo segundo difícil tenemos lo de la evangelización pues sin experiencia, hoy, toda la fe se vuelve palabrería o en el mejor de los casos se trasforma en una religiosidad
“ sociológica”.
Y finalmente, ¿Qué tal llevas el ser testigo de un Dios que llena tu vida de alegría y gozo? Nada de caras largas y de agobios. Que el día no esté repleto de agobios y faenas que te impidan acompañar al joven con una sonrisa:
“Ocultando mis penas aparentaba buen humor con todos y les divertía anticipándoles las mil maravillas del nuevo oratorio, que por entonces no existía más que en mi mente y en los designios de Dios”( MO ). El anunciar una buena nueva quizás requiera de más buen humor y de llenar de significados positivos la vida de cada joven y las situaciones de nuestra propia vida desde la confianza en el Señor. Retomando las palabras de D. Egidio Viganó:
” No puede estar con los jóvenes uno que sea pesimista y tenga una actitud negativa sobre las posibilidades del futuro”.
La preocupación de D, Bosco, eje de toda su existencia, fue preparar a los jóvenes para dar una respuesta de amor al Amor gratuito de Dios. Hoy en nuestro mundo, el mensaje de cercanía y de amabilidad que él practicó sigue siendo actual entre la juventud que necesita ser querida para poder escuchar el anuncio nuevo de que Dios nos quiere.
S. Juan Bosco, don de Dios a nuestra Iglesia, nos recuerda hoy, que hay juventud por nuestras calles que necesita ser querida y acogida, de la misma manera que él supo quererla y acogerla.
“Lo que aprendísteis, recibísteis, oísteis y vísteis en mí, ponedlo por
obra” ( Flp 4,9 ). Así sea.
Juana Mesa de la Torre.
Salesiana Cooperadora .
No hay comentarios:
Publicar un comentario