Todavía en mi recuerdo está aquella asamblea de Cooperadores de la Trinidad de hace ya casi tres lustros, donde Carlos Correas se esforzaba junto con algunos Cooperadores de Centro en presentar un proyecto innovador, arriesgado, maravilloso. Las instalaciones del Centro educativo, concretamente situadas en la Formación Profesional, eran presentadas como instrumento para que muchos chavales en situación de riesgo por no tener el graduado, ni posibilidad de prosperar en la enseñanza reglada, pudieran acceder al mercado laboral con una preparación básica y digna de tipo profesional, humana y cristiana. –Taller-Escuela Garelli-, Proyecto Garelli.
Recuerdo que el ofrecimiento del Director de la Formación Profesional de la Trinidad era arriesgado, muy arriesgado, y era ofrecido a los Salesianos Cooperadores de la Trinidad con todas sus consecuencias. Apasionante. Eran momentos de grandes planteamientos vocacionales y misioneros. Todo un futuro por delante y una vida que proyectar. ¿La respuesta? ¡Si! Pero con peros….
No soy yo quien juzgue la historia, pero recuerdo que el Centro comunitariamente dijo sí con lo que podía económicamente, y particularmente muchos colaboraron en el inicio del Proyecto. No pocos Salesianos Cooperadores de la Trinidad y no de la Trinidad han dejado la piel, el corazón y la vida en el día a día del Proyecto Garelli. Muchos son los muchachos que están desempeñando una labor profesional con calidad en empresas tras la formación recibida en sus talleres. Los salesianos siempre han cedido las instalaciones y dinero. Los Salesianos Cooperadores junto a nuevas personas que ofrecían su labor profesional han dado el sudor de cada día, el trabajo de campo, una buena unión de fuerzas que ha logrado dar sus frutos…
Recuerdo la celebración del décimo aniversario, la ilusión de cumplir muchos aniversarios más, los planteamientos de reto de futuro, el balance de la evolución del Taller-escuela, la necesidad de espacio para seguir creciendo, el reconocimiento de las empresas… sentir como un sueño, una iniciativa arriesgada había tomado cuerpo y exigía seguir soñando planteando el futuro. En esos momentos sentí el orgullo de estar junto a mis hermanos celebrando ese paso de gigante, orgulloso de su trabajo, de sus logros. Ahí se abrió una necesidad... contar a todos los hermanos del Centro y a los amigos de la casa de la Trinidad las excelencias del Proyecto Garelli. Difícil tarea, pues nadie es profeta en su tierra.
Dice el refrán que nunca nos damos cuenta de lo que tenemos hasta que lo perdemos. Y así ha ocurrido. Tras la unificación de las dos antiguas Inspectorías de Sevilla y Córdoba en una sola Provincia Salesiana, muchos son los pasos y los cambios que se han dado en las estructuras para que las personas puedan ubicarse y como un solo cuerpo seguir dando respuesta a la educación y promoción de los jóvenes más necesitados. Una de las últimas decisiones de la Fundación D. Bosco para caminar en esta última idea es decidir –supongo que difícil decisión- el cierre del Proyecto Garelli en la Trinidad. La fundación no ve viable el proyecto tal y como funciona la Fundación. En un año, Garelli no existirá y será un recuerdo.
En un primer momento puede parecer increíble. No hay síntomas de que el Proyecto se vaya a venir abajo. El grupo humano que sostiene el Proyecto, ha dado grandes muestras de solvencia, dedicación y resultados. Sencillamente, parece que la unificación exige un camino de funcionamiento en el que todo debe ser homogéneo y el Proyecto Garelli actual no cumple esos cánones. La fundación, no obstante, si lleva adelante otros proyectos donde se atienden jóvenes con el perfil de los muchachos de Garelli.
Evidentemente, este hecho hace que salten los planteamientos, las dudas, las preguntas entre los trabajadores del Proyecto Garelli y entre los amigos de Garelli… parece lógico.
Lejos de hacer caso a las murmuraciones y planteamientos contradictorios que pueden sonar por ahí, hay que ser sensatos y, aunque este hecho pueda provocar debates, conversaciones y demás, hay que ver la situación con tranquilidad.
La Fundación ofrece muchos otros proyectos de promoción y educación.
Los trabajadores de Garelli serán derivados a esos otros proyectos actuales o futuros.
No hay que dejar de apoyar a la Fundación de ningún modo, pues otros proyectos necesitan de la ayuda de todos.
Ante todo esto, pienso que es justo apoyar a nuestros hermanos Cooperadores que han trabajado y aun trabajan en el Proyecto Garelli, reconocer su labor durante prácticamente estos tres lustros, aplaudir su coraje, iniciativa, sus logros y reconocimiento de las instituciones y empresas sevillanas y darles las gracias. Dar las gracias porque con su trabajo y tesón nos han demostrado que, con ganas, sueño, ilusión y buen hacer, se puede lograr un sueño… Muchos muchachos de seguro que estarán agradecidos a la labor del Proyecto Garelli.
Creo que no debe pasar un homenaje. Habrá que plantearlo y realizarlo desde esta Asociación de Salesianos Cooperadores. Un homenaje para que el tiempo no borre esa iniciativa que nació un día de un sueño y de un corazón arriesgado de un salesiano y puñado de cooperadores de la Trinidad, que durante casi 15 años lo hicieron realidad.
¡Mi admiración más sublime Proyecto Garelli!
Manolo Palacios
Recuerdo que el ofrecimiento del Director de la Formación Profesional de la Trinidad era arriesgado, muy arriesgado, y era ofrecido a los Salesianos Cooperadores de la Trinidad con todas sus consecuencias. Apasionante. Eran momentos de grandes planteamientos vocacionales y misioneros. Todo un futuro por delante y una vida que proyectar. ¿La respuesta? ¡Si! Pero con peros….
No soy yo quien juzgue la historia, pero recuerdo que el Centro comunitariamente dijo sí con lo que podía económicamente, y particularmente muchos colaboraron en el inicio del Proyecto. No pocos Salesianos Cooperadores de la Trinidad y no de la Trinidad han dejado la piel, el corazón y la vida en el día a día del Proyecto Garelli. Muchos son los muchachos que están desempeñando una labor profesional con calidad en empresas tras la formación recibida en sus talleres. Los salesianos siempre han cedido las instalaciones y dinero. Los Salesianos Cooperadores junto a nuevas personas que ofrecían su labor profesional han dado el sudor de cada día, el trabajo de campo, una buena unión de fuerzas que ha logrado dar sus frutos…
Recuerdo la celebración del décimo aniversario, la ilusión de cumplir muchos aniversarios más, los planteamientos de reto de futuro, el balance de la evolución del Taller-escuela, la necesidad de espacio para seguir creciendo, el reconocimiento de las empresas… sentir como un sueño, una iniciativa arriesgada había tomado cuerpo y exigía seguir soñando planteando el futuro. En esos momentos sentí el orgullo de estar junto a mis hermanos celebrando ese paso de gigante, orgulloso de su trabajo, de sus logros. Ahí se abrió una necesidad... contar a todos los hermanos del Centro y a los amigos de la casa de la Trinidad las excelencias del Proyecto Garelli. Difícil tarea, pues nadie es profeta en su tierra.
Dice el refrán que nunca nos damos cuenta de lo que tenemos hasta que lo perdemos. Y así ha ocurrido. Tras la unificación de las dos antiguas Inspectorías de Sevilla y Córdoba en una sola Provincia Salesiana, muchos son los pasos y los cambios que se han dado en las estructuras para que las personas puedan ubicarse y como un solo cuerpo seguir dando respuesta a la educación y promoción de los jóvenes más necesitados. Una de las últimas decisiones de la Fundación D. Bosco para caminar en esta última idea es decidir –supongo que difícil decisión- el cierre del Proyecto Garelli en la Trinidad. La fundación no ve viable el proyecto tal y como funciona la Fundación. En un año, Garelli no existirá y será un recuerdo.
En un primer momento puede parecer increíble. No hay síntomas de que el Proyecto se vaya a venir abajo. El grupo humano que sostiene el Proyecto, ha dado grandes muestras de solvencia, dedicación y resultados. Sencillamente, parece que la unificación exige un camino de funcionamiento en el que todo debe ser homogéneo y el Proyecto Garelli actual no cumple esos cánones. La fundación, no obstante, si lleva adelante otros proyectos donde se atienden jóvenes con el perfil de los muchachos de Garelli.
Evidentemente, este hecho hace que salten los planteamientos, las dudas, las preguntas entre los trabajadores del Proyecto Garelli y entre los amigos de Garelli… parece lógico.
Lejos de hacer caso a las murmuraciones y planteamientos contradictorios que pueden sonar por ahí, hay que ser sensatos y, aunque este hecho pueda provocar debates, conversaciones y demás, hay que ver la situación con tranquilidad.
La Fundación ofrece muchos otros proyectos de promoción y educación.
Los trabajadores de Garelli serán derivados a esos otros proyectos actuales o futuros.
No hay que dejar de apoyar a la Fundación de ningún modo, pues otros proyectos necesitan de la ayuda de todos.
Ante todo esto, pienso que es justo apoyar a nuestros hermanos Cooperadores que han trabajado y aun trabajan en el Proyecto Garelli, reconocer su labor durante prácticamente estos tres lustros, aplaudir su coraje, iniciativa, sus logros y reconocimiento de las instituciones y empresas sevillanas y darles las gracias. Dar las gracias porque con su trabajo y tesón nos han demostrado que, con ganas, sueño, ilusión y buen hacer, se puede lograr un sueño… Muchos muchachos de seguro que estarán agradecidos a la labor del Proyecto Garelli.
Creo que no debe pasar un homenaje. Habrá que plantearlo y realizarlo desde esta Asociación de Salesianos Cooperadores. Un homenaje para que el tiempo no borre esa iniciativa que nació un día de un sueño y de un corazón arriesgado de un salesiano y puñado de cooperadores de la Trinidad, que durante casi 15 años lo hicieron realidad.
¡Mi admiración más sublime Proyecto Garelli!
Manolo Palacios
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